lunes, mayo 18, 2015

En algún lugar del tiempo

Me parecía haber estado mirando, a través de una suerte de neblina, hacia algún acantilado rocoso a cierta distancia. El lugar me parecía conocido, sin embargo algo no encajaba del todo en el cuadro general, era como si la experiencia consciente hubiera dado paso a un sueño lúcido, nada demasiado distinto de lo que, desde un tiempo a esta parte, había comenzado a definir como mi realidad.

Las sensaciones se sucedían rápidamente, trataba infructuosamente de concentrarme en lo que debería ser mi próxima acción pero no lograba ni siquiera establecer un continuo que explicara mi llegada a este sitio, por lo tanto debería asumir que estaba en un sueño o al menos en un estado no habitual de conciencia, ya no importaba.

Al despejarse, mi visión se enfocó en el suave movimiento del pasto que cubría una de las planicies cercanas al borde del roquerío, lento y uniforme, en coordinación perfecta, cada una de esas pequeñas hebras de color verde obedecía el designio de la brisa sin oponer resistencia, arqueándose en la dirección en que ella soplaba. Esta visión me hizo pensar en ese momento ancestral en que la sabia naturaleza optó por seguir el ritmo evolutivo que le impuso su ambiente, abrazó el cambio y definió lo que sería su leitmotiv: la supervivencia.

Mandriva aparece como un eco en mi memoria, un nombre, repetido quizás por el vacío del acantilado, pero no hayo relación entre la palabra y lo concreto, es solo una reminiscencia, un fragmento escindido de su contexto, como una hoja que quiere permanecer inmóvil en medio de la tormenta.