lunes, septiembre 06, 2010

La caída del Mandril Negro

Nada hacía suponer que aquella plácida noche, en la que aburrido me encontraba en la Makakostellar, los sucesos mas desgraciados se darían lugar, procedo ahora a compartir con ustedes mis discípulos las extrañas circunstancias en las que su servidor se vio envuelto y espero les sirva de experiencia.

Todo empezó con un cosquilleó en la laringe de quien les comenta. Me dirigí a la despensa de la nave sólo para encontrarme con la sorpresa de que las provisiones de líquido espirituoso se habían consumido casi en su totalidad. "Por la ch..." exclamé, "monos borrachos recu...", pero algo dentro de mi ya no podía detenerse, en un frenesí de alienación por la falta de alcohol agarré pertrechos y me dispuse a descender en el primer planeta en el que se divisara alguna botillería abierta.

En el cuadrante inferior de la galaxia posé mis sedientos ojos sobre un letrero luminoso que al parecer concluiría mi ardiente búsqueda. Por precaución iba acompañado de un sirviente de la corte, un poco para protección y también pensando en hacer una pequeña escala en algún tugurio proscrito de este sector olvidado de Dios.

Luego de saciarnos la sed con algunos refrescantes vituperios, ya con la visión un poco alterada y el caminar vacilante, nos dirigimos a investigar los lugares más recónditos y prohibidos de aquella ciudad infernal. Fué en uno de estos antros, y después de haber ingerido mas brebajes, en el que de pronto un ser abyecto se hizo presente, no lo reconocí en un primer momento, pero luego de observarlo mas detenidamente supe quien era...
CONTINUARÁ ......
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