Sí, pues, retomo la historia donde la dejé, en algún perdido antro de un planeta maldito en el que me encuentro cara a cara con, quien presumiblemente era, un vasallo servil de mi jurado enemigo, El Topo.
La conversación con este engendro se dio en un tono más bien violento y altanero, como recordaréis yo ya venía emparafinado por lo que me suponía cercano a la perfección lingüística e indestructible en el plano de la lucha frontal, por lo que pronto me vi completamente ofuscado y ofreciendo puñetes a diestra y siniestra.
No tardaron en llegar secuaces de este abyecto los cuales, en cofradía y cobardemente, procedieron a magullar mi borracha humanidad, mi sirviente ni se había percatado de mi apremiada situación y departía alegremente con unas camaradas, pero cuando quiso ayudarme ya era demasiado tarde, de un mangazo lo frenaron en seco partiéndole nariz y trompa, pobre macaco, y yo agazapado tras una mesa recibía los embates de puños y pies de los ofendidos parroquianos.
Próxima entrega: Huida y llegada a un hospital .... continuará